Todo eso que te prometiste un día dejar de llamarte

El viento y su maldita costumbre, esa de llevarse solo las palabras que no nos dolieron. Debe de ser porque las que dolieron pesan tanto que no las puede levantar. Por eso, se va, y espera a que el tiempo vaya quitándole hierro al asunto, a las palabras dolorosas. Espera a que les quite elSigue leyendo «Todo eso que te prometiste un día dejar de llamarte»

Odiosamente sensible

¿Virtud o defecto? Bloqueo. Culpa. Y dejas de ser tú. Dejo de ser yo. Dejo de ser. No soy. Esas palabras, esos hechos, esas miradas. Nadie las percibe, pero tú sí. Y te afectan. Preocupación. Te preocupas constantemente. Drama, exageración. Eres absurda. Y entonces, te callas. Te callas para no estropear el día, para noSigue leyendo «Odiosamente sensible»

Relativizar

La clave está en relativizar.Aprender a vaciar el vaso.Tratar de girar ese reloj de arenaque parece que corre relativamente rápido. La clave está en relativizar.Parar.Coger aire. Una. Dos. Y tres veces.Inclinar el cuerpo ligeramente hacia delante.Y continuar la marcha. La clave está en relativizar.Pero a veces es difícil.A veces lo relativo se vuelve pronombre.Como enSigue leyendo «Relativizar»

Tan cruel, tan rápido, tan racional

Y ahora dime, dime qué fue lo que te asustó tanto. Dime qué fue lo que te impulsó a dejarme allí, esperando tu llamada, qué te impulsó a dejarme que me rompiera, qué te impulsó a vomitarme encima mientras no podía parar de temblar, qué te impulsó a cogerme tan fuerte para después soltarme. NoSigue leyendo «Tan cruel, tan rápido, tan racional»