Mi segundo diente

Como cuando se te va a caer el segundo diente, que crees recordar el dolor del anterior,
Que crees estar preparada para tirar y partir ese fino hilo que sigue haciendo que esté unido a ti,
Pero ese hilo… ese hilo es más fuerte de lo que creías.

Y te debates entre dejar de pensar en él o seguir insistiendo en buscar una solución
Pero es que cuando sale sangre… Cuando sale sangre no puedes pensar en otra cosa, el sabor es tan real que hasta me duele.

¿Es que tú no lo sientes? ¿No sientes que estás a punto de derrumbarte y yo detrás de ti? Vas a dejar que pase el tiempo, ¿verdad?

Pero no, por favor, estoy aquí, por favor, dime algo, dame un abrazo, rómpeme los miedos, quítame este lastre. Por favor, estoy aquí, reacciona. Por favor, que me desangro, que yo te quiero.

No sabes todo lo que te he necesitado, todo lo que te he querido, todo lo que he hecho y habría hecho por mantener todo esto. No sabes los esfuerzos por ocultar que estábamos en la cuerda floja.

Como cuando se te va a caer el segundo diente,
Que tienes miedo de tirar y desangrarte
Y buscas escusas para dejar que se caiga por su propio peso aunque sabes que es mejor acabar rápido con el dolor.

Pero no.

Como cuando se te va a caer el segundo diente, para el que ya crees estar preparado, ya aprendiste a cómo aguantar el dolor con el primero. Pero es que, este segundo es más real, duele más, está más cogido.

Como cuando se te va a caer el segundo diente, que lleva doliendo ya hace tiempo, llevas temiendo este momento ya hace tiempo.

Como ese segundo diente que siempre guardarás en un joyero para no olvidarte nunca de él.

Como ese segundo diente, para el que creía que estaba preparada.

Creo que estoy muerta, han muerto mis ilusiones, ya no creo en nadie. No, tampoco en mí. Ha muerto mi esencia y te regalé toda mi alegría pero tú ni siquiera le quitaste el lazo porque estabas demasiado ocupado.

Todo ha sido cuestión de tiempo y de abrazos.

Y cuando abrí los ojos vi que para ti era un lastre, que me había convertido en una maleta llena de piedras que te veías obligado a arrastrar. No, de verdad, que yo no soy así, no sé que nos ha pasado pero está claro que algo no va bien.

Nunca quise esto, solo soy una niña con miedo que necesita un abrazo, una buena conversación entre copas de vino blanco y un beso espontáneo.

Como cuando sabes que se te va a caer el segundo diente.

Tira, tira fuerte. El diente ya está fuera y tras él un fuerte olor a decepción y tristeza, la boca llena de sangre y los ojos de lágrimas. Me dueles. Me has dolido tanto como cuando se me tenía que caer mi segundo diente: antes, durante y después.

Marcada a fuego llevo nuestra historia.

Deja un comentario